Un gran desasosiego me asalta
Al ver la sonrisa de algún despojo
Ufano, tras librarse del cerrojo
Mientras la insufrible estafa, resalta.
He puesto ya mis barbas a remojo.
Viento que levanta faldas y exalta;
El Manzanares con marea alta.
El rio muestra su rabia y su enojo.
Ahora estás tú, y mi espalda acaricias
Con aire suave, como un calmo cierzo
Lejos de las humanas inmundicias.
También de la indiferencia que ejerzo
Cuando ausentes me quedan tus delicias,
Y tus manos, en las que me retuerzo.
La marea alta
De agua dulce
Que levanta
Tu falda y mi
Jaqueca
No conoce
El poder de tus
Manos
En los días
Más
Desapacibles.
lunes, 17 de febrero de 2014
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