Activa Inoperancia

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miércoles, 4 de febrero de 2015

Veintiseis Horas

A las veintiséis y veinte minutos
El periplo ciudadano se detiene,
Y el viajero se descubre gran conocedor
Del secreto oculto en el fondo de la botella.
Más que oculto, agazapado en su lecho,
A la espera de unos ojos desveladores
Que acierten a franquear su discreción.

En un claro del bosque urbano
Donde pacen
Osos verdes, gaviotas azules
Y mofetas disfrazadas de visón,
Sufridos ancianos recogen, dolorosamente,
La cosecha
En la huerta tóxica donde florecen
Engañosos productos financieros,
Con cuyo néctar
Están siendo alimentados
Algunos cerdos,
A los que nunca dieron de comer
Margaritas.

A las veintiséis horas y veintidós minutos
Sigue respirando la noche.
Noche que volverá mañana
Con labios más dulces,
Y margaritas africanas...