Me miro en una losa, y no desata ya
Un solo reflejo de ternura
Que me aleje de enrevesados vientos
Tan densos como lágrimas de aceite,
-Derramadas en esta estéril tierra-,
Manando de unos ojos encendidos,
Lejos de los concluyentes principios
De aquellos que, desesperadamente,
Buscamos un pajar en una aguja.
El agua seca, gulosa y ardiente
Genera una ironía silenciosa
Ante la música deficitaria.
La losa no refleja la esperanza
Que prolonga la angustia de los hombres.
jueves, 20 de septiembre de 2018
sábado, 1 de septiembre de 2018
Cuando La Ciudad Sonríe
La postrera emoción se descuelga
Por las paredes de lo ignorado
Más claramente reconocible,
Cuando la ciudad vuelve a sonreir
Sin restos, ya, de los dulces buñuelos
En diseminada dentadura.
Y encuentra refugio entre los pechos
Aún más cálidos que generosos
De aquella espinosa expectativa.
Te confío mi esperanza, esperando
Que confíes más que yo en ella.
Por las paredes de lo ignorado
Más claramente reconocible,
Cuando la ciudad vuelve a sonreir
Sin restos, ya, de los dulces buñuelos
En diseminada dentadura.
Y encuentra refugio entre los pechos
Aún más cálidos que generosos
De aquella espinosa expectativa.
Te confío mi esperanza, esperando
Que confíes más que yo en ella.
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