Ahora, que me arrobo en la distancia
De tiempos que nunca fueron mejores,
Tras turbios y escarmentados amores
Exentos de la mínima elegancia.
Evocando importunos amargores
De nuestra muy desapacible infancia
Víctima de crueldad e intolerancia,
A falta de ecuánimes tasadores.
Antes de, mi hígado, ser devorado
Como en su día fué el de Prometeo,
Desatendámos tanto desagrado,
Demos, por la dicha, breve paseo
Para dejarte bien certificado
La naturaleza de mi deseo.
jueves, 3 de febrero de 2011
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