Robado beso, dulce como crema
Donde en la azarosa noche me arrojo
Y de toda inhibición me despojo.
Noche feriada, hedónica y suprema.
Los embelesados plieges trashojo
De tu acusada sencillez extrema,
-Eminente y sublime como un poema-,
Que entre mis solidos dedos acojo.
Y ahora, felizmente desubicado
Como el eje de virtuosa veleta.
A frágiles brazos precipitado,
Como el perdido eje del planeta.
Ni una sola bala; ni un dado
Para mi desamparada ruleta.
Con éste,
Ya van dos chasquidos,
Y nada obedece a mis dedos.
Un solo metro de separación
Es una distancia inasumible
En este preciso momento.
A penas sí puedo olerte,
Buscarte en este corto espacio
Con mi olfato infalible.
Déjame, al menos, leerte
Los surcos de la mano.
sábado, 9 de abril de 2011
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario