A menudo me asombra la riqueza
Que la penuria da por argumento.
Y me conformo con este momento
Que deja regusto a miel y a cereza.
Cuando tu palabra es mi alojamiento
Sabes que me alimento de belleza,
- Más, si es aderezada con cerveza -
Que tu mirada es mi mejor sustento.
Vivo la fría mañana de invierno
Templando tu corazón y tus dedos;
Olvidándonos del frescor externo,
De mis cuitas, mis temores y miedos.
De mi travesía por el Averno,
Que te erige en el mayor de mis credos.
Manjar de dioses
Pecadores,
Expulsados del paraíso
Y su entronamiento,
Es la inmisericorde
Contemplación de la
Belleza.
Pábulo de humildes
Versificadores
Cuyos estómagos se sacian de
Beldad.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario