El de ojos como llama de fuego
Los pies tiene como bronce bruñido.
Ninguneando a quien le tiene apego
Urde venganzas de perro mordido.
Mientras observa con animadversión
Escudriña la mente y el corazón
Recordando su amor al despotismo.
Ordena y manda a la curia romana
Donde, entre meretricio y catecismo
Esos que ignoran bajo su sotana
Las mil profudidades del Abismo
Amarán la estrella de la mañana.
Bebiendo miel de la copa rijosa
Escribe Jezabel su mejor verso
Sobre el terso salvohonor de un converso
Traslúcido del trato de mimosa
Infundido en el ánimo perverso;
A quien la voluptuosidad rebosa.
martes, 15 de diciembre de 2009
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