La desigual brisa de la montaña
Nos envuelve cuando el alba despunta
Estrangulando una idea difunta.
Desnudando lo que en ella entraña.
Huelo el cuerpo que carnalmente ayunta,
Que grácil y tortuoso se enmaraña
Y arrebata mi aliento cual guadaña
En la breve explosión que se barrunta.
Me llega tu gemido lastimero
Cuando de sien a sien, ya me atraviesa.
Así se paraliza el minutero.
Religiosa se cumple tu promesa
Y de fugaz vuelo soy pasajero
Bajo un cielo bermellón y turquesa.
jueves, 16 de diciembre de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
DRD, que bonito... de verdad es un poema estupendo... ¿Son tuyos?. Si es así, ¡Que talento!.
ResponderEliminarYo es que para esto no valgo :-( mejor dejo sitio a quienes como tu, saben expresarse tan bien.
Un saludo, y felices fiestas.
Mar.