Un golpe de agua
Más impaciente que el pecado
Cubre los sedimentos singulares
Donde destacan, claramente,
Los admirables brillos nacarados.
Las piedras, sin embargo, poseen
La limitada versatilidad
De una caja de lapiceros de colores.
Pero conservan la calidad sonora
De unas bellas campanas sordas
Tintineando en el agua
Al tiempo que titilan las estrellas
Mientras yo recojo, en las manos,
Lo que la lluvia me otorga
Por breve espacio en mi tiempo.
Ahora regreso al tiempo de los otros
Recordando que el silencio
Es la mayor virtud de la palabra.
jueves, 22 de noviembre de 2018
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario